¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónDe manera sustancial, entre 1890 y 1950, se organizó un tipo de inmigración, que especificaba ciertas reglas. Fundamentalmente se abrió la puerta a los europeos que entraron en grandes oleadas, con la intención de poblar extensas regiones deshabitadas del país. Las personas provenientes de España e Italia fueron consideradas las más propicias a la integración por su perfil social, cultural y religioso. Protagonizaron, debido a estas condiciones, los mayores movimientos humanos registrados en nuestra historia.
Ahora bien, de modo muy curioso, sucedió algo inesperado. En lugar de seguir la idea original de los sucesivos gobiernos argentinos, los grupos de inmigrantes no vinieron dispuestos a instalarse en el campo. Muy pocos lo hicieron. Tendieron, en realidad, a asentarse no muy lejos del puerto. Esta es la razón por la cual, una gran cantidad de sus descendientes, viven aún hoy en la Capital Federal y alrededores.
Tal vez por esta misma circunstancia, cuando dirigimos nuestra mirada a las provincias, los protagonistas cambian. Ya hemos comentado en alguna de nuestras crónicas de los domingos, que en zonas muy extendidas de la Patagonia, el 70% de la gente tiene un ancestro materno autóctono. Esta cifra aumenta si se estudia la provincia de Salta, llegando al 90%. Así lo reconoce un estudio publicado entre 2011 y 2016 por los doctores Francisco Raúl Carnese y Sergio Avena. Es decir: estos argentinos descienden de españoles anteriores a la última oleada migratoria, los cuales se mezclaron profusamente.
Auspiciado por el Conicet, el citado estudio sobre las poblaciones argentinas, cuenta además con el respaldo del departamento de Antropología Biológica de la Universidad de Buenos Aires y el Instituto Superior de Investigaciones de la Universidad Maimónides. Analizando el origen genético de grupos muy numerosos de diversas regiones del país, los doctores Carnese y Avena determinaron que el 60% de la población argentina cuenta con un ancestro nativo por vía materna.
Por otro lado, existió desde la colonia un rastro ibérico que llega, al menos, al 60% de la población actual. Ya sea por apellido (rastro paterno), materno u otras vías ascendentes.
La Guerra civil Española, la larga dictadura de Francisco Franco y las malas condiciones económicas de un país cerrado al mundo, fueron, entre muchos otros, los motivos más conocidos de la última emigración.
Estos grupos renovados de españoles, fueron menos propensos a mezclarse que las antiguas generaciones, porque muchos venían ya con sus familias formadas. La región de Galicia aportó un 65% de esta nueva oleada inmigratoria. Otros números aportan los asturianos, con el 10%. Castilla y León con el 5% y los inmigrantes provenientes de Cataluña o Madrid, terminaron contribuyendo no más que con un exiguo 4%, contando que existió una vuelta masiva a España tras la muerte de Franco.
Reunión en el Centro Gallego.
Igualmente, resulta obvio deducir que, por estos números tan concretos, el apodo “gallego” se instaló como estereotipo de todos los españoles. Su mayoría era abrumadora.
Ahora, hay que decir que el rastro más grande de población o cultura española, se comparte con los italianos. Del 50% de ambas colectividades, registran al menos un 40% de apellidos combinados. Conforman un porcentaje mayoritario entre ambos grupos étnicos arribados al puerto.
A su vez, los datos de la Cámara Española de Comercio de la República Argentina, proporcionan una vital información a fin de entender la importancia de la presencia española en el país. Expresa en “Los españoles en Argentina”, que hacia 1987, “la cantidad de sociedades españolas, incluidas las Federaciones, era de 538, la mayor parte de ellas fundadas antes de 1920. El 56,5% se encuentran establecidas en la Capital Federal y provincia de Buenos Aires. Un 25% están emplazadas en Córdoba, Mendoza y Santa Fe y el resto en las demás provincias. En cuanto al número de socios un 40% de ellas tienen de 200 a 500; un 15% de 500 a 1000, un 14% de 100 a 200 y un 13% de 1.000 a 5.000. Con independencia de esas cifras, hay instituciones que las superan en mucho, como el Centro Galicia con 15.000 socios, el Hospital Español con 16.500 y el Centro Gallego con 40.000” (“Los españoles en Argentina”, publicado por la “Cámara Argentina”, 2020).
Celebración gallega en Avenida de Mayo, Buenos Aires.
Dentro de este asunto, de manera particular y siempre referencial, Juan de Garay es quien aporta un dato histórico que pinta cómo debió ser la base iberoamericana de la región. A la hora de fundar Buenos Aires, la Crónica del Río Paraná cuenta cómo con el hidalgo llegaron doscientas familias de indios guaraníes reclutadas en Asunción, con el único fin de poblar las costas del Río de la Plata.
Pasados los años, podemos imaginar algo muy sugestivo: los españoles no huyeron del mestizaje, sino que lo alentaron. Especialmente sus contactos se extendieron a criollos, italianos y algunas colectividades cuyos caminos jamás se hubieran cruzado en la lejana Europa.
Fiesta española en 1930 – General Pico, La Pampa.
Fecha de Publicación: 08/08/2020
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