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La primera misa

¿Sabías que la primera misa en territorio argentino se realizó en la Patagonia?

Uno menciona la Patagonia y piensa en el clima algo hostil, los paisajes hermosos, la diversidad de relieve, la meseta, la montaña o el mar. Pero, además, tiene un valor histórico incalculable: fue en esta región donde se llevó a cabo la primera misa de lo que hoy es el territorio argentino, en un verdadero hito.

Fue el primero de abril de 1520, cuando la flota magallánica desembarcó en lo que en ese tiempo se bautizó como Puerto San Julián -nombre que continúa llevando- que, un día después de haber llegado, se celebró la primera misa.

El Capellán de la nave Trinidad, Pedro de Valderrama, fue el encargado de oficiar la ceremonia histórica.

Las cinco naves comandadas por Fernando de Magallanes llegaron a ese rincón del mundo buscando la unión entre el océano Pacífico y el Atlántico. Fue algo decepcionante cuando, convencidos de que finalmente habían hallado el camino, dos de las embarcaciones ingresaron por una lengua de mar con la expectativa de encontrar el paso a lo que antiguamente era el Mar del Sur, pero se encontraron con una bahía que se cerraba poco más adelante.

Magallanes decidió que en ese nuevo lugar pasarían el invierno para luego seguir viaje. Fue el primero de abril, casualmente Domingo de Ramos, que Valderrama ofició la misa. Cuentan los registros que el portugués hizo llamar a todos los capitanes, oficiales y pilotos para que fuesen a tierra a oír misa y luego almorzar con él.

No fue el único gesto religioso que tuvo el navegante, ya que también mandó a poner una cruz en lo que él bautizó como Monte de Cristo. Se trata de la elevación más alta que visualizó en la zona, un cerro de 285 metros de altura desde el que se divisa toda la bahía.

Sin embargo, no fue nada fácil lo que tuvo que sortear la flota, ya que, luego de la celebración religiosa, comenzaron los problemas: los subordinados comenzaron a sublevarse. Las razones eran varias: la necesidad de volverse más austeros para pasar el invierno, los rencores que generaba el liderazgo de un portugués ante una tripulación mayoritariamente española.

Cuenta la historia además que, entre motín y motín, lo que llevó a Magallanes a tomar medidas drásticas -ejecuciones, destierros en la inhóspita Patagonia-, se desarrolló una segunda misa: esta vez en Puerto Santa Cruz, un lugar cercano a San Julián que hoy también continúa existiendo.

Los problemas continuarían para Magallanes, tanto dentro de su tripulación como con los tehuelches, a quienes decidió traicionar e intentó llevar engañados a tres de ellos y, según tres cronistas, mandó a matar a todos los patagones de la zona, arruinando la relación cordial que había tenido al comienzo.

Más allá de las acciones de Magallanes y su flota, en Puerto San Julián se continúa conmemorando la primera misa oficiada en territorio argentino. De hecho, en ese pueblo santacruceño está el monumento a ese histórico momento, así como también una réplica del nao Victoria, el único barco de la flota que logró cumplir el objetivo de dar la vuelta al mundo -aunque no al mando del portugués, sino de Juan Sebastián Elcano, dado que Magallanes fue ultimado en Filipinas, por los habitantes de Mactán-.

A 500 años de un hecho que marcó la vida de la Patagonia, no solo desde el ámbito religioso, sino por el contacto entre los europeos y los tehuelches que le terminó dando el nombre a ese rincón del mundo.

Puerto San Julián y la hoy provincia de Santa Cruz forman parte de la historia de la humanidad.

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