Ser Argentino. Todo sobre Argentina

Invasiones Inglesas. Los Cantos a la Patria naciente

Las invasiones británicas de 1806 y 1807 terminaron de socavar las estructuras perimidas del Virreinato en varios frentes. No solo de batalla porque hubo poesía, y mucha, en las huestes criollas.

“Al primer cañonazo/de los valientes huyó Sobremonte con sus parientes Gobernará Cisneros cuando le salga/pelo a este cuero” fue la copla recitada de memoria en las escuelas primarias de la Argentina, durante buena parte del siglo pasado, y que se entonaba a viva voz todos los 12 de agosto. Poco sabrían que se había originado contemporáneamente a la Reconquista de Buenos Aires en 1806, y la Defensa del 5 de julio de 1807, ante el avance imperialista de británico, que ya había atacado en Colonia de Sacramento y las Islas Malvinas. Menos supondrían, en las mañanas frías de patios de mosaicos, mástiles solemnes y maestras de guardapolvos almidonados, que en pocos versos rebeldes sintetizaban el camino independentista de sus antepasados. En el fondo subyace los equívocos y omisiones de la gesta de Liniers, la Tucumanesa Manuela Pedraza -exaltada por tres poetas coloniales, Rivarola, Juan Martínez y Pardo Andrade-, Pueyrredón, Martina Céspedes -que capturó ella y sus hijas a doce ingleses en San Telmo- Rosas, Bustos, Artigas, Belgrano y la población entera bonaerense que plantó bandera de Libertad y Soberanía, anticipando los soles del 25 de Mayo y el 9 de Julio, en el camino insurgente criollo que se encendía en el Alto Perú.

“Sangrándose en el suelo, con marcial ardor exclama: ”Nada es, nada compañeros. Defender la Patria importa, defenderla hasta el extremo”” ponía el tono Pantaleón Rivarola, que fue capellán de Regimiento de Buenos Aires, formó las mentes liberales de los patriotas y adhirió a la Revolución de Mayo. Figura que como pasa con tantas de aquella época, previa a la Línea Mayo-Caseros, quedó sepultada en que todo arranca con la Primera Junta y Mariano Moreno. Y los demás, Barbarie. Sin embargo pasaron cosas que definen aún tanto nuestra identidad del calibre de las Invasiones Británicas, impresas en textos coloniales que moldean todavía desde la política a las artes. Y que estos poemas rescatados por Pedro Barcia y Josefina Raffo -en la senda de Ricardo Rojas- demuestran en su increíble capacidad proyectiva. Porque la Poesía, hija de la tradición oral, resulta en realidad la primera versión de la Historia. 

A los “Guerreros de la Patria” son las octavas donde Rivarola alaba la defensa de 1807, y que pensaba también para cantarse en pulperías, plazas y atrios. La cuestión del menosprecio de semejante epopeya popular en el panteón tiene ribetes espinosos todavía para la mayoría de los historiadores y docentes. Si bien ya reconocen que fueron fundamentales las Invasiones Británicas en el camino revolucionario argentino; militarización social, conciencia de autonomía, reorientación argentina al área de influencia económica inglesa y apertura al mundo, reconfiguración política y catalización de incipientes partidos, prevalencia desde allí de Buenos Aires como la famosa “Hermana Mayor”, etc. etc.; en las versiones generales de libros y aulas queda algo corta el cuento de las mal llamadas Invasiones Inglesas, en comparación. Varios motivos justificarían la tendencia telegráfica: la actuación excluyente y estelar del francés Santiago de Liniers, el primer caudillo porteño que terminaría fusilado por órdenes directas de Moreno, el rol protagónico del pueblo llano en la lucha con el invasor, en particular las mujeres y los gauchos, “gentuza baja y mal hecha” que derrotó a un ejército y marina que batió a Napoleón, las repetidas propuestas de los pueblos originarios para combatir a los “colorados de la pérfida Albión”, el papel poco favorable para la posteridad de las familias aristocráticas porteñas, que tan bien retrataba Mariquita Sánchez de Thompson y la desesperación de los padres por casar a sus hijas con oficiales ingleses, etc. etc.

¿Liniers, Padre de la Independencia?

Varias de las odas son para el controvertido Santiago de Liniers, el caudillo desertor en la apropiada expresión de Salvador Ferla, como éstas de José Prego de Oliver, el funcionario español que fue de los primeros en incluir los términos gauchescos en la poesía rioplatense, aunque aquí con el aura neoclásica de sus compañeros líricos de la época,  “Liniers, a quien Pompeyos y Scipiones, Césares y Leónidas envidiarían, cuando bravo atacando a los bretones, dentro de Buenos Aires lo miraran, sin tu aplauso nereidas y tritones sus retorcidas trompas esforzarán, el eco estrepitoso, insuficiente fuera a aplaudir tu mérito valiente…Recibid, pues, de lágrimas raudales/que os tributa aquel pueblo a quien servisteis”. Liniers que en sólo cuatro años pasó para Buenos Aires de Hércules a Ícaro. Vicente López y Planes, futuro autor de la letra del himno argentino, diría para escozor de algún historiador posterior, “¡Viva el héroe Liniers, viva el invicto/Antiguo general de nuestros padres”; dejando en claro quién fue el organizador de los ejércitos patriotas. El gran problema de la historiografía oficial es cómo se pasa del Virrey Liniers a uno de los Padres de la Independencia -a pesar suyo-.

Más problemas para la versión corta de las Invasiones Inglesas, porque entonces, ¿Cómo explicar, por más que no sea poesía, como la mayoría de la producción en verso de los patriotas de 1806-1807, estas líneas anónimas en las prisiones del Cabildo, aparecidas el 14 de agosto de 1806, y mientras Pueyrredón empezaba a poner letra a los sueños revolucionarios de 1810 reclamando que los criollos sean oídos? “Aquí yace el famoso Regimiento Nombrado del inglés, 71 jamás vencido de enemigo alguno, que en lides mil salió con lucimiento. Aquí yace postrado su ardimiento/a la fuerza y valor de unos soldados, que sin brillo, sin lustre y desastrados/abatieron su orgullo en un momento. Llorará la Inglaterra esta desgracia, sirviendo de escarmiento a su osadía, al saber sucumbieron por audacia/cerca de dos mil hombres…qué manía, intentar dominar su ineficacia, del argentino el brío y valentía!”, un grafiti nacionalista antes que existiera la Nación. Así, al argentino, que en ese momento era sinónimo de bonaerense o porteño, rendía glorias; que aún puede verificar los trofeos de aquella victoria presentes en las iglesias de Santo Domingo y San Telmo.

Vicente López y Planes anticipa el Himno en “El Triunfo Argentino”

“Jamás te ha amanecido, Buenos Aires feliz, más claro día, que aquel en que has sabido/los llantos convertir en alegría, a tantos redimiendo del pesado yugo de la esclavitud que habían cargado…Del Argentino río las aguas publicaron tu victoria;/pero a esta acción le fío que eternice en el globo tu memoria: así resonará de polo a polo con crédito inmortal tu nombre solo”, completaría Fray Cayetano Rodríguez, otro patriota articulador de la llama revolucionaria tanto en Buenos Aires 1810 como en Tucumán 1816, que pone los ideales de igualdad, y la abolición de la esclavitud, en un horizonte que se vislumbraba en el fragor de los combates callejeros de las actuales calles Florida y Defensa. Amos y esclavos, inédito, peleando codo a codo contra los colonialistas sajones.

 “A tierno pecho pasará la llama que alimentó los vuestros, y principio tendrá allí su valor: he ahí los frutos que daréis a la Patria; he ahí los hijos/que a la Patria darán vuestras cenizas… Si a éstos libertar glorioso aspira…y romper las cadenas del cautivo montevideano pueblo?... Ella la orbe dirá vuestras hazañas, haciendo vuestro nombre esclarecido.…nuestra constancia, nuestro celo y brío, para que el anglo en cuanto lid intente humille su cerviz al argentino”, remata López y Planes su “El triunfo argentino” (1808), poeta y político que colaboraba en el diario de Belgrano, Correo de Comercio, y que puede ser leído, mediando los defectos que señala Barcia, “los excesivos clichés”, como el mayor y primer esfuerzo poético en resaltar al ardor patriótico. Capitán de la Legión de Patricios, en López y Planes, Ricardo Rojas observa el nacimiento de una nueva musa, “la de los cantos civiles”. Una que iba a derivar en los versos de la Himno Nacional Argentino.

¿Poesía inglesa gaucha?

La curiosidad que recuperan Barcia y Raffo resultan los versos escritos por los ingleses prisioneros, que fueron destinados a distintos puntos del país, y gozaron en reclusiones laxas de la hospitalidad de estas pampas. Tanto que el derrotado Beresford escaparía a Montevideo a tiempo para colaborar con la segunda ofensiva mayor, la desastrosa incursión de Whitelocke en 1807; que no capitularía como la primera, sino que debió rendirse incondicionalmente a una fuerza irregular que le infligió severas bajas, entre muertos y heridos. Con muestras de un precoz romanticismo pampeano, impreso en Londres en 1831 bajo el título de “Tales of Tucuman”, son traducciones de lo que escuchaban en la campaña al compás de la “vihuela”. Volvamos a desenfundar las violas y enarbolemos la celeste y blanca con el patriotismo que despuntaba en la Reconquista y la Defensa. Hasta la victoria, siempre, versión 1810. 

 

Contra el tirano flamea

el guerrero pabellón,

encarnando los colores

del Pueblo la aspiración.

¿Habrá acaso algún cobarde

a quien la luche amedrente

cuando vislumbra tras ella

la Libertad refulgente?

…..

Ensillad vuestros caballos,

montad, y firme la rienda

no os arredre el enemigo,

recuperad vuestra hacienda.

Preparad la carabina

el lazo y las boleadoras,

que no vuelvan a explotarnos

con frases engañadoras.

Únase el gaucho al tendero

con viril resolución

y venzamos al tirano

a lanza seca y facón.

…..

Caigamos sobre los godos,

devolvámosles la plata,

recordando que ha ultrajado

a nuestro honor su bravata.

¡A la carga! ¡Hasta que huyan!

……

Seremos por nuestros hijos

colmados de bendiciones,

y en el rancho las esposas

¡harán fiesta y canciones!

Afirmemos las espuelas

todos nos han de temer;

carguemos con nuestros potros

¡hasta llegar a vencer!

 

Fuentes: Barcia, P. L. Raffo, J. Cancionero de las Invasiones Inglesas. Buenos Aires: emecé. 2010; Ferla, S. Liniers, un líder desertor en Luna, F. (comp) 500 años de Historia Argentina. Buenos Aires: Fundación Konex-Siete Días. 1988; Salas, A. El primer Cabildo Abierto en 200 Años. Las Invasiones Inglesas. Buenos Aires: TADEA. 2006
Imagen: Cabildo Nacional
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