Ser Argentino. Todo sobre Argentina

El Libertador tiene quien le escriba

El general Gerónimo Espejo se transformó en el primer historiador del Gran Capitán José de San Martín. Y fue casi un hijo dilecto del prócer. Conocé su vida.

Nacido en el seno de una familia humilde, con sangre india por sus venas, Gerónimo Espejo es sin duda el historiador más verídico de las campañas sanmartinianas. Y una de las personas más cercanas a San Martín, quien fue casi un padre para el bravo soldado de Chacabuco e Ituzaingó. Es que ingresó siendo casi un niño al Ejército de los Andes y fue uno de los pocos que estuvo en Guayaquil viviendo de primera mano el histórico renunciamiento.

Escribiendo las futuras historias de San Martín

Cada acto realizado en la gloriosa marcha quedó registrado en las manos de “un pobre soldado sin estudios en la infancia, sin bellezas literarias”, decía, y varios borradores lo acompañaron a la batalla misma. En la derrota de Cancha Rayada, fruto del desesperado repliegue, extravía los valiosos apuntes y notas que había tomado como cadete de los ingenieros a los órdenes de José Álvarez Condarco. Enterado San Martín de su pasión en el registro y la escritura, le encarga al ya teniente Espejo, condecorado por los gobiernos de Buenos Aires y Santiago, el Diario de Operaciones del Ejército, que corrige personalmente el Libertador.

Formando el círculo íntimo de San Martín, Espejo desembarcó en Pisco y fue parlamentario por el Ejército de los Andes en la liberada Lima de 1821. Aquel fue el inicio de su faceta de funcionario público que desarrollaría extensamente en Argentina. Tanta confianza le tuvo San Martín que, en varias oportunidades, llevó documentos secretos y valores a través del territorio enemigo, por lo que recibió la Orden del Sol del Perú. En simultáneo, atesoraba libros, boletines, proclamas, diarios y una infinidad de material independentistas que transportaba como podía desde las distintas ciudades americanas. Así que pudo traer a Buenos Aires, en 1825, una biblioteca de relevancia mientras se incorporaba al ejército aprestado para la guerra contra Brasil. De destacada participación en las tropas de Alvear, llega a teniente coronel e integra luego el estado mayor del general Juan Lavalle en el turbulento 1829. Ganado por la causa unitaria bajo el mando del general Paz, sufre las derrotas producidas por los federales de Facundo Quiroga y se exilia a Bolivia, siendo considerado un héroe por el presidente boliviano Andrés Santa Cruz, que lo había visto defender la libertad aguerridamente en Callao. En estos tránsitos forzados pierde gran parte de sus tesoros bibliográficos “so pretexto de bienes de salvajes unitarios”, a los que escribe “el recuerdo de mi Diario, objeto para mí de inestimable mérito, fue como un golpe eléctrico que me desconcertó…resolví en consecuencia esforzarme a reconstruir el libro perdido”, transcribe la investigadora Adriana Micale.      

Espejo, iniciador de la minería argentina

Instalado en Cerro de Pasco, uno de los principales enclaves mineros del Perú, vivió entre la reconstrucción de sus recuerdos y la actividad minera, de la cual puede considerarse un impulsor americano con nuevas reglas entre patrones y mineros, más justas que las antiguas maneras de explotación colonial. Vuelto en 1850 a Mendoza, replica en Uspallata,  asociado a un hijo de Álvarez Thomas, la explotación minera con una dirección moderna. Los tiempos de la Confederación lo tuvieron como un legislador destacado en la institución legal de la minería argentina y, unos años después, en el ordenamiento económico, en puestos importantes en el Banco Nacional y la Aduana de Rosario.    

Retirado de la función pública, inicia una profusa labor en la difusión de la gesta sanmartiniana con numerosos artículos en la Revista de Buenos Aires y la Revista de Paraná, coronado con la ineludible publicación en cuartillas “El Paso de los Andes. Crónica Histórica de las operaciones del Ejército de los Andes para la restauración de Chile en 1817” en 1882. Allí, de primera mano, narra la llegada de San Martín a Cuyo, recrea vívidamente el fervor patriótico que cambió un Continente y pondera las innumerables circunstancias de la guerra y la política. Juan María Gutiérrez, Mitre y Sarmiento supieron reconocer la contribución del patriota para futuras generaciones, tanto por sus publicaciones como las valiosas cartas y documentos históricos, y que hoy se pueden consultar en el Museo Mitre, el Museo Histórico Nacional o en los Archivos Generales de la Nación y Mendoza.

Fallecido en Buenos Aires en 1889, trasladados sus restos a El Plumerillo en 1935, en su testamento estampó: “Declaro que en mi larga carrera militar jamás lucré con los intereses de mi Patria, y es así que mis bienes solo consisten en el sueldo que devengo como General de División de los ejércitos de la República”. Espejo legó su vasta biblioteca al doctor Antonio C. Gandolfo, uno de los padres de la cirugía argentina, y, así, a la posteridad. Un soldado escritor que admiró a San Martín y que entendió, antes que muchos de su tiempo y el nuestro, a la historia como la base del futuro de los pueblos.   

Fuentes: Espejo, G. El Paso de los Andes: Crónica histórica de las operaciones del ejército de los Andes para la restauración de Chile en 1817. Mendoza: Edifyl. 2017; Micale, A. "Gerónimo Espejo, el cronista de San Martín" en revista Todo es Historia nro. 594 enero 2017, Buenos Aires; Cutolo, V. Nuevo Diccionario Biográfico Argentino. Buenos Aires: Editorial Elche. 1983.           

                                                                                           

 

Rating: 5.00/5.