“El viento del sudeste loco. Viene galopando sobre la polvareda, y sus rabencazos relampaguean en el atardecer. Se ríe hasta las lágrimas; se mete en todas partes, con bufidos y chaparrones; tuerce los árboles y arroja puñado de hojas y de ramas; dispersa ganado; sacude las casas aisladas en la llanura, golpea las puertas, echa a volar la ropa tendida; cruza la ciudad, donde se encabrita, mareando a las velitas y asustando las campanas; y sigue adelante, hacia el río”, en el cuento de Manuel Mujica Láinez, “El pastor del Río”, que describe la inhospitalaria Buenos Aires que enfrentó el primer cartero. El sevillano Bruno Ramírez el 14 de septiembre 1771 partió con las primeras correspondencias desde la Ranchería, primer asiento de la Aduana y Correo en Alsina y Perú, ofreciendo un servicio novedoso para los porteños, que aún ni siquiera eran habitantes de la capital virreinal. Y este español fue el iniciador de uno de los servicios públicos icónicos y adorados de los argentinos, “Golpearon la puerta de la humilde casa/La voz del cartero muy clara se oyó/Y el pibe corriendo con todas sus ansias/Al perrito blanco sin querer pisó/Mamita, mamita — se acercó gritando/La madre extrañada dejó el piletón/Y el pibe le dijo riendo y llorando/”El club me ha mandado hoy la citación” (“El sueño del pibe” Tango de Juan Puey-Reinaldo Yiso. 1945); y que durante la pandemia volvieron los carteros a ocupar una función fundamental en la integración social. Puerta a puerta.
Este humilde hombre europeo, que no recibía beneficio por el puesto, y que solamente cobraba medio real por cada carta o por cada dos cartas, finalizó su contrato el 11 de diciembre de 1772, volviendo al Viejo Continente. Y es recordado por una placa de bronce en el Palacio de Correos, actual CCK, aunque la fecha que se estipula en 1936 es en realidad del 11 de septiembre. Tuvo que cubrir 22 cuadras, toda la extensión de la ciudad que apenas arañaba los 20.000 habitantes. Concolorcorvo - Alonso Carrió de la Vandera-, en la famosa expedición contemporánea queda daría la descripción del vasto territorio sudamericano en “El lazarillo de ciegos caminantes” (1773), menciona que en la aldea pegada al ancho río marrón, “hay pocas casas altas, pero unas y otras bastante desahogadas y muchas bien edificadas, con buenos muebles… algunas tienen grandes patios y copiosas parras con sus patios y traspatios”. Golpeando palmas arribarían los pioneros carteros, de un servicio domiciliario inventado en Inglaterra.
Últimas noticias trae Don Domingo
La entrega en la puerta constituyó una verdadera revolución en las comunicaciones. Y la introdujo Domingo de Basavilbaso, quien consideró que era “un mejor servicio al Rey” tener carteros que permitieran que no se atrasara al despacho de las cartas a los interesados, malhumorados por interminables colas en oficinas reales y pulperías; y que las mismas fueran entregadas en sus casas. El visionario Don Domingo desde 1749 estaba a cargo de la Administración Principal de Correos y bajo su administración comenzó el servicio de correo marítimo con España, que en 1767 trajo por primera vez a bordo del paquebote “El Príncipe”, 334 cartas. Hasta ese año, los comerciantes despachaban correos a su costa, “del que se aprovechaban algunos vecinos”, pero los más enviaban sus notas a través de pasajeros, que por lo general hacían sus viajes en carretas hasta Jujuy y Mendoza rumbo a Lima -que funcionaba desde 1514 para la correspondencia de ultramar-, volviendo “las respuestas muy tarde o nunca”, señala Omar López Mato.
“Don Domingo de Basavilbaso, acreditado en el ejercicio de estos empleos -ser un verdadero y leal vasallo de V. Magestad. Zeolso de Vuestros reales intereses y de una muy acreditada conducta en el giro de vasto comercio, con el que ha dado a V. Magestad considerables productos, manejándola en todo con la mayor pureza y actividad que exige esos ministerios y ocupaciones, habiendo adquirido en este Reyno y en España una estimable reputación, ser generalmente amado, así por ésto como por sus propias buenas obras…” así presentaba el Gobernador de Buenos Aires Bucarelli a Basavilbaso, luego de dos décadas de activa participación política y social en Buenos Aires del vasco español, nacido en Llodio el 1 de septiembre de 1709, y que amasaría una de las grandes fortunas de la época ligado al comercio y la curtiembre alrededor de 1740. Y sería Basavilbaso el promotor del servicio de Correo en el Río de la Plata porque un proyecto suyo “Para el establecimiento de correos ordinarios desde Buenos Aires” se concreta el 17 de junio de 1748 -fecha de creación del Correo Argentino-. Sin embargo no sería Basavilbaso el inaugural Teniente de Correo Mayor de la Corona, porque al rechazar las modificaciones impuestas por la autoridad virreinal, se nombra a Juan Vicente de Vetolaza y Luna. Recién con los reclamos del progresista Cevallos en 1767, se crean los Correos marítimos y el 1° de julio de 1769, son incorporados a la Corona, también, los Correos Terrestres de América, asumiendo aquí ambas funciones finalmente Basavilbaso, con el cargo de Administrador Principal. Y un año antes de delegar el cargo a su hijo Manuel, en 1772, decide instaurar el novedoso empleo de cartero. Su hijo sería quien levanta la antigua Casa de Correos de Buenos Aires cercana a la Plaza Mayor, con la hermosa torre mirador, ejemplo señorial de la imagen del correo colonial.
“Por lo tocante a los portes de Correo Marítimo de España a todos los Puertos de las Islas y Continente de América, será el de carta sencilla cuatro reales de vellón en España y tres reales de plata fuerte en Indias, y se entiende por carta sencilla hasta media onza exclusive. Por el porte de carta doble que se debe regular por tal desde la media onza inclusive, se cobrarán en Indias cinco reales de plata fuerte y en España nueve reales de vellón; por las de 3/4 de onza se cobrará en los puertos de las Indias 7 r.p.f. y en España 12 reales de vellón, y por los paquetes gruesos a razón de 10 reales p.f. en los puertos de las Indias que hacen 25 reales de vellón por cada una de las onzas que pesen, y en España a razón de 16 reales de vellón”, es el tarifario del correo marítimo en 1767, cuando en Buenos Aires la presión fiscal anual per cápita era de 15 pesos -o reales- en la década, según Eduardo Cuesta en “Impuestos imperiales: la Caja Real de Buenos Aires (1700-1800)” O sea que enviar una carta doble a Europa podía insumir los impuestos de tres años.
Carteros de la naciente Nación
Varios carteros vendrían tras la partida de Ramírez pero hubo uno que pasaría a la posteridad. En 1802 ingresa en el servicio postal Domingo French, capitán de los Húsares en la Reconquista (1806) y Defensa (1807) frente al invasor británico, y que en los sucesos de Mayo, tendría un rol decisivo en el combativo grupo patriota de la “Legión Infernal”. Luego del 25, la Primera Junta nombraría a Melchor de Albín como el primer Administrador del servicio de correos criollo, en junio de 1810. Y que continuaría con la ciclópea labor de integrar los caminos de la nación en la alborada, “toda la expedición al interior se hace a caballo. Y aunque el recorrido es de muchas leguas, por regiones casi desiertas, los correos son generalmente puntuales con su llegada – destacaba J. B. Beaumont en 1826-… usan los correos una chaqueta corta, generalmente roja, y su llegada a Buenos Aires, así como su partida, se anuncia por un postillón haciendo sonar una corneta de cuernos…-por las demoras en los correos- un suplemento de medio real o de un real, para el cartero -y costear el servicio de entrega domiciliario-, compensaría con creces las horas perdidas… en la ventanilla de la oficina de correos”, graficaba de un problema que medio siglo después de la primera carta entregada de Ramírez, persistía en la modernizadora presidencia de Rivadavia. Y, reclamaba el extranjero a las autoridades de turno la urgente solución para un servicio postal que la siguiente Generación del 80, con palacios y recursos, telégrafos, rieles y caminos, transformaría en el símbolo de la Argentina Moderna.
Fuentes: Molinari, R. L. Buenos Aires 4 siglos. Buenos Aires: TEA. 1980; Cútolo, V. O. Nuevo Diccionario Biográfico Argentino. Buenos Aires: Elche. 1968; Rocca, E. El Correo Marítimo en el puerto de Buenos Aires durante la época colonial en Buenosaireshistoria.org; Correoargentino.com.ar
Imágenes: Correo Argentino / FB Felipe Pigna
Periodista y productor especializado en cultura y espectáculos. Colabora desde hace más de 25 años con medios nacionales en gráfica, audiovisuales e internet. Además trabaja produciendo Contenidos en áreas de cultura nacionales y municipales. Ha dictado talleres y cursos de periodismo cultural en instituciones públicas y privadas.