¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónLa mirada más crítica sobre el proceso de modernización que comenzó a darse a fines del siglo XIX, llegaría a su cenit con la aparición del más reciente revisionismo tardío. Nacido del trabajo de nuevos investigadores, aportó perspectivas diversas a la exploración histórica. El nombre de los antiguos caciques volvió a tomar protagonismo.
Como contamos en crónicas anteriores, traídos por el perito Francisco Moreno a La Plata en 1885, unos diez tehuelches habían permanecido entre las paredes del Museo de Ciencias Naturales por mucho tiempo. Tanto que allí murieron. Como si fueran propiedad de la institución, los huesos, el cerebro y el cuero cabelludo de aquellas personas fueron exhibidos por más de un siglo.
Esto sería así hasta que, hace muy pocos años, la agencia de noticias Telam difundió que, en una ceremonia acompañada por músicos de pueblos aborígenes, se produjo la restitución de los restos de los caciques chubutenses conservados en La Plata. El regreso de lo que quedaba de ellos, tuvo lugar después de innumerables reclamos de las comunidades indígenas (Telam, Agencia Nacional, provincia de Chubut 2014).
El caso del cacique Inacayal (a quien hemos dedicado aquí dos crónicas), fue muy renombrado porque se trató de la “primera restitución de restos humanos ordenada por ley”, según cuenta María Luz Endere en “Archivos de la alteridad americana” (CONICET, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, 2014). Pocas restituciones se produjeron después de tanto tiempo. Lo más terrible es que naciones completas de pueblos preexistentes a la conformación geopolítica de los países actuales, desaparecieron sin dejar rastro.
La acusación de “genocidio” siempre pesa sobre la Conquista del Desierto. Como era de esperar, el revisionismo tardío daría origen a diversos procesos de juicio sobre las acciones de Julio Argentino Roca.
Las investigaciones de Añon Suárez, Fernando Pepe y Patricio Harrison, autores de “Antropología del genocidio; identificación y restitución, colecciones de restos humanos en el Museo de La Plata” (La Campana de Palo - Buenos Aires 2010), van en este sentido. Aseguran que lo sucedido en la Patagonia no fue otra cosa más que una eliminación consciente de personas y culturas. Como siempre, en los países donde estos sucesos tienen lugar, resultan muy difíciles de reconocer.
Dicen Añon Suárez, Pepe y Harrison en el prólogo de su investigación:
“La identificación y restitución de los restos humanos que conforman las colecciones del Museo de la Plata ha sido, entre otras cosas, uno de los procesos de reflexión más significativos dentro de las Ciencias Antropológicas en los últimos años en Argentina”.
Existe aquí una cuestión añadida: ¿por qué el visitante común del Museo de La Plata, no entendió que los cuerpos allí expuestos eran personas? Los autores aseguran respecto a esto que, “las relaciones sociales implicadas en la formación de la colección antropológica, se han dado a través del aparato intelectual que construyó la idea del museo, al museo mismo, al rol social atribuido a sus creadores y rotuló personas como piezas de una colección”.
Por último, Añon Suárez, Fernando Pepe y Patricio Harrison explican cómo y por qué cuesta entender la Conquista del Desierto como un acto de segregación sistemática. “Desde el discurso político”, dicen, “se fijaron narrativas de progreso y extinción que, de ser un programa de clase, devinieron en un discurso erudito”. Obviamente, lo dicho correspondería al relato tradicional de la Argentina moderna.
Lejos de la historiografía oficial, el revisionismo tardío describiría estos hechos de modo muy contundente. Explicaría que en Argentina, durante el siglo XIX, existió una destrucción sistemática de las culturas autóctonas. Semejante proceso resume sin duda los resultados que, a través del discurso político, forjaron otra realidad. Fue así como nuestra sociedad terminó olvidando, ocultando y reprimiendo hasta el extremo de la negación los desastres causados por la Conquista del Desierto.
Existió un primer “revisionismo”, propio de 1960. Otro, más activo, se puede llamar “tardío” porque se da hacia los últimos años del siglo XX y comienzos del siglo XXI. Junto con los autores de la escuela historiográfica de Mitre, conforman las corrientes más comunes a las cuales podemos acceder a la hora de consultar sobre el pasado de nuestro país. Lo particular es la falta de coincidencia entre las tres corrientes.
Monumento donde se encuentran hoy los restos de Inacayal (Tecka, Chubut). Citamos en la crónica, respecto al destino de Inacayal, “Primera restitución de restos humanos ordenada por ley”, deMaría Luz Endere (“Archivos de la alteridad americana”, CONICET, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, 2014).
Francisco Pascasio Moreno, conocido como “perito Moreno”, fue quien llevó a Inacayal, Foyel y sus compañeros al Museo de Ciencias Naturales de La Plata
Fecha de Publicación: 20/10/2019
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