¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónBuenos Aires - - Miércoles 29 De Marzo
Un cuarto cercano a la oficina de estudios antropológicos del futuro Museo de la Plata, se había convertido en el nuevo hogar del cacique que enfrentó a Julio Argentino Roca. ¿Cómo había llegado ahí?
Los ejércitos que iban a conquistar Chubut, lo atraparon en 1884 y, en lugar de darle muerte, lo llevaron a trabajar a la Isla Martín García. El naturalista Francisco Pascasio Moreno, que había conocido a Inacayal tiempo atrás en una de sus expediciones científicas, fue quien propuso trasladarlo a La Plata junto otros indios. Encontró un buen lugar para él. Se trataba de un espacio donde el grupo viviría, ambientado con sus pertenencias tehuelches. Al principio la idea parecía buena, sin embargo, poco tiempo después, se convirtió en una pesadilla.
Tanta autoridad había desplegado Inacayal entre los suyos, que resultaba difícil imaginarlo en una situación tan vulnerable. Era bastante corpulento. De mirada aguda. Intuitivo. Los que lo conocieron decían de él que era un hombre inteligente. Pero en aquel grupo que habitó por entonces las futuras paredes del Museo de la Plata, estaba su hija. Protegerla se convirtió en la única prioridad de Inacayal. La Isla Martín García no era un buen lugar para criarla.
Aceptando la propuesta de Moreno, durante su cautiverio en La Plata el antiguo cacique trabajó como peón en las obras del museo y se sometió a todo tipo de observaciones antropológicas. Biométricas, de comportamiento y aprendizaje. Desarrollo cognitivo y comunicacional. Todas sus acciones fueron registradas y archivadas para ser estudiadas. Las comitivas de científicos llegaban con mucha frecuencia y siempre buscaban algo nuevo. Inacayal accedía. La supervivencia de su hija era más importante.
Pero un día la chica enfermó. Por un largo período los estudiosos observaron cómo todo el grupo se deterioraba. Hasta que, al atardecer de una húmeda jornada de enero la hija de Inacayal murió.
“Un caballero en las tierras del sur”, la novela de Pedro Orgambide, narra la muerte del cacique como un suicidio. Sin más por qué vivir, se arrojó por las escaleras del museo.
En realidad nadie sabe bien cuál fue la causa de su muerte. Algunas imágenes propuestas por el antropólogo Herman Ten Kate y el naturalista Clemente Onelli, entre otros, evocan sus últimos días aportando poco respecto a las razones de su deceso.
La verdad es que, a instancias de la inauguración del museo, los cuerpos de los tehuelches que allí vivían, fueron expuestos en inmensas vitrinas. Inacayal llegó a verlos. El aire trágico de la macabra muestra seguramente no estuvo ajeno a su muerte. Los huesos de su esposa, los de su hija y el resto de sus compañeros, se habían transformado en parte de la atracción del museo. Pocos entendieron entonces que aquel hombre perdido que caminaba por las interminables galerías, tiempo atrás, había resistido la Conquista del Desierto.
Fecha de Publicación: 06/10/2019
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¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónMUY TRISTE. NO SABÍA QUE HABÍA PASADO ESTO
Gracias por hacerme saber que esto existió ya que es muy doloroso y da vergüenza. Gracias profesor
El hombre no se reconoce en los que ve diferentes Esta intolerancia subsiste aqui y ahora sin que nos demos cuenta
lo que querían en la campaña del desierto era emparejar todo y que lo diferente desaparezca
Comentarios
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