Parece imposible pero es verdad. Algunos de los antiguos pobladores de la Patagonia, una vez fueron exhibidos en una infausta exposición francesa. Hombres y mujeres de Tierra del Fuego serían atrapados y encerrados para ser mostrados en Europa en 1880.
Tras la Conquista del Desierto, muchos acontecimientos inenarrables tuvieron lugar. El rapto y traslado de once aborígenes argentinos y trece chilenos al otro lado del mundo, tuvo como único motivo la exhibición de los habitantes de la Patagonia en París.
El Jardín de Aclimatación Antropológica, sería, en pocas palabras, un zoológico humano. Allí se exhibían grupos de etnias exóticas, a fin de satisfacer la curiosidad de los europeos respecto a las poblaciones de tierras lejanas.
De este modo lo cuentan Christian Báez y Peter Mason en “Zoológicos humanos” (Editorial Pehuén - Chile, 2006), donde hacen un análisis muy profundo sobre una serie de fotografías conservadas en la Biblioteca Nacional de la capital francesa. Allí los autores accedieron a la colección del príncipe Roland Napoleón Bonaparte, titulada “Representantes de los pueblos de cinco continentes”.
Ubicados en jaulas gigantescas donde se recreaba el hábitat de distintos lugares del mundo, bosquimanos, sudaneses y fueguinos, entre numerosos integrantes de otros pueblos, eran mostrados como curiosidades de la antropología universal.
Su piel, su fisonomía, cada acción, la forma de vestir. Todo se incluía en las exposiciones del Jardín de Aclimatación Antropológica.
Como era de esperar, el hacinamiento y el maltrato, hicieron que un día los fueguinos dejaran de comer. En una gira invernal por Europa occidental, la mayoría de ellos enfermó gravemente. Uno a uno, los aborígenes del sur del planeta comenzaron a morir. Primero una mujer, luego su hijo. Finalmente quedaron seis.
El empresario que ideó aquella infame exposición era un zoólogo llamado Carl Hagenbeck. Además de él, también se hizo muy conocido Maurice Maitre, que fue quien llevó el Zoológico Humano a recorrer el mundo.
Parece que, cuando Hagenbeck murió después de haber sido mordido por una serpiente venenosa, entonces Maitre se encargó solo del negocio.
Pero hacer fortuna con la desgracia ajena tuvo su precio. Después de muchas denuncias, Maitre fue perseguido por la policía en varios países. Acusado de tener en sus “espectáculos antropológicos” a extranjeros ilegales, se vio obligado a cumplir con la ley. La identificación de los aborígenes fueguinos como sujetos de derecho, permitió finalmente su repatriación.
Claro está que volver a Tierra del Fuego no significaba sobrevivir. Los últimos que quedaron terminaron expuestos a las enfermedades que habían adquirido en su gira por Alemania, Bélgica, Inglaterra y Suiza. Poco se sabe de su destino final. Incluso ignoramos su verdadera etnia. Se supone que habrían sido Onas o Shelk-nam, nombres que alternaban las tribus tehuelches de la zona sur.
Las giras del Zoológico Humano de Maitre fueron prohibidas. No obstante la exhibición de personas en circos y espectáculos ambulantes, fue muy rentable al menos hasta los años treinta.
Despiadados e inhumanos, lejos de cualquier interés científico, estos espectáculos en realidad tuvieron dos verdaderos protagonistas: la desesperación y la deshumanización de las personas exhibidas. La mayoría murieron lejos de su tierra, hundiéndose en la incomprensión, el aislamiento y, por supuesto, la tristeza.
Los “fueguinos” serían los denominados Shelk-nam u Onas. Pertenecían a la etnia tehuelche. También hubo entre el grupo llevado a Europa, gente de la etnia Kawesqar de Chile. Muy probablemente fueran el grupo tomado prisionero para llevar a París entre 1880 y 1883. También, en esa misma ocasión, se apresó a un grupo de etnia mapuche que corrió la misma suerte que los “fueguinos”.
Portada del libro de Christian Báez y Peter Mason “Zoológicos humanos” (Editorial Pehuén, 2006). A Partir de la documentación fotográfica los autores describen los horrores del Jardín de Aclimatación Antropológica de París.
Fotografía tomada por Pierre Petit en septiembre de 1881. Jardín de Aclimatación Antropológica de París. Pehuén Editores, 2006.
Otras etnias del mundo también fueron exhibidas con los mismos fines que la gente de Tierra del Fuego.
Sergio es un autor e historiador argentino que revisa los movimientos segregacionistas a través de la historia. Ha publicado entre otros libros, Los Escribas de Dios, Los Músicos de Dios, Breve Historia del Mundo y Mitos a Medias. Actualmente es docente de Pensamiento del Siglo XX en la Dirección de Cultura de la Universidad de Belgrano y escribe para Ediciones Fortnel.