¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónBuenos Aires - - Viernes 02 De Junio
La posibilidad de ver a Joaquina Carlota de Borbón, hermana de Fernando VII, como reina de la América Española, era una locura. Sin embargo el rumor creció durante los días anteriores a la revolución. Nadie dejaba de hablar de la tan mentada Reina Americana. Definitivamente Cornelio Saavedra no pudo acordar con Cisneros respecto a este asunto, porque la petición del virrey era en sí misma insostenible. Si bien debemos admitir que no hay pruebas de un claro acuerdo entre ambos hombres, es verdad que Saavedra tampoco guardó el secreto que involucraba Joaquina. La situación era tensa y los criollos buscaban separarse de España. No había mucho más que aclarar. Las imprecisiones respecto al destino de Fernando VII habían creado una corriente alentadora dentro de las Provincias Unidas. A su vez la toma de Madrid seguía siendo funcional a los aires independentistas locales.
El poder de la península disminuía de manera vertiginosa. Regía allí una institución que se dio en llamar Junta de Sevilla, aunque alguna vez había tenido su sede en Cádiz. Durante la invasión francesa, fue esta la única solución que los españoles encontraron a fin de mantener las aspiraciones realistas en sus propios territorios (que incluían las colonias de ultramar).
En 1861, el autor Luis Domínguez en su “Historia Argentina”, aportó una serie de nombres y circunstancias sobresalientes que forman parte de nuestra memoria social. Llamó a los sucesos que decidieron el destino de las Provincias Unidas del Sur durante 1810, la Semana de Mayo. Precisamente señalaría que entre el 18 y el 25 de ese mes, se habían producido circunstancias especiales que explicaban cómo se llevó adelante la revolución contra la Junta de Sevilla.
En un apartado muy sugestivo, Domínguez habla sobre Martín Rodríguez, cierto militar de carrera cuyo padre había sido capitán de Chascomús en tiempos del virrey Arredondo. Para llegar a entender la importancia que tuvo este hombre, Domínguez explica cómo comenzó su carrera siendo en 1810, un defensor incondicional de Cornelio Saavedra. A pesar de ello, Rodríguez tenía en alta estima a Castelli e incluso mantenía largas conversaciones con Manuel Belgrano. Como es de esperar, ignoraba despóticamente a Mariano Moreno. ¿Podía ser de otra manera? La facción de Saavedra fue muy numerosa entre los revolucionarios.
Los “intelectuales morenistas” pretendían cortar todo tipo de relación con la representación de Fernando VII y utilizara los milicianos saavedristas como ariete de guerra para derribar el Virreinato. Había que demoler a Cisneros e instalar los valores republicanos sin matices. Consecuentemente, para Moreno y sus seguidores (llamados despectivamente “radicales”) las conversaciones de Rodríguez y Saavedra con la administración realista se acercaban peligrosamente a la traición.
Existen dudas sobre las facciones que dividían a la Primera Junta, pero en el caso de Rodríguez se ve claramente cómo las fracturas internas llegaron alejar a determinados personajes de los puestos de poder.
Claro está que existieron innumerables indicios de los reconocimientos que la ciudadanía tuvo hacia Martín Rodríguez. Sin embargo semejante trato tuvo lugar únicamente después de la muerte de Moreno en altamar en 1811 y del fallecimiento de Manuel Belgrano, acaecido en 1820. Parece ser que el creador de la bandera, lo retiró pronto de los círculos de influencia porteña, pidiendo su presencia en las provincias del noreste para ayudar en el sometimiento del Paraguay al gobierno de Buenos Aires.
Rodríguez, héroe para algunos y villano para otros, no se quedó quieto. Mostrando entrega, fidelidad y valentía en las luchas que se desarrollaron por entonces en Entre Ríos, fue nombrado Coronel.
Justo en ese instante, se dio una situación muy desgraciada para la reciente institucionalidad del país. Vuelto a Buenos Aires, Rodríguez dio el mal paso. Participó del Alzamiento Armado contra los morenistas y se unió a Saavedra en la lucha contra lo que él mismo llamaba “los impíos radicales”. Por lo tanto, es fácil observar que la historia de los argentinos libres de España, soportó ya en 1811 (exactamente el 5 de febrero) un Golpe Militar que decía defender a la verdadera república. Una escalofriante paradoja.
También es sugestivo plantear cómo la figura de Cornelio Saavedra se purificó poco a poco en el imaginario colectivo. Mientras Rodríguez, en cambio, terminó siendo ensombrecido por los historiadores robando diez años de su vida. Quizás por este tan inquietante juego llevado a cabo por la erudición del siglo XIX, Luis Domínguez evitó incluir al coronel entre los héroes de mayo. Su imagen se desdibujó y su intervención en aquella semana clave de 1810, fue acallada en los libros de formación básica. Se ajustó silenciosamente a ciertos registros oficiales dentro de los archivos históricos de la nación.
Sobre él dice Domínguez: después de los odiosos episodios del 5 de febrero, fue obligado a un largo retiro en San Juan. De todos modos agrega que, pasado un tiempo, llegando a acuerdos cuyo origen escapa a nuestra perspectiva, ganó la devoción de la insipiente aristocracia porteña y de los estancieros del Río Salado, Cruz Alta, Arroyo del Monje, Barrancas, Las Sierras, Bragado y Las Lomas. De modo inesperado estos grupos demandaron a las autoridades nacionales la presencia de Rodríguez en la conducción de sus territorios.
A pesar del rechazo de la Primera Junta y de la antipatía que la posterior Junta de Representantes llegó a tenerle, durante otra crisis institucional acaecida en 1820, este hombre tan enigmático se transformó en el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires. Por aquellos tiempos su conducción fue descripta como una “experiencia feliz”, dejando atrás el Alzamiento Militar de 1811. Logró erradicar a los indios de Dolores, Pergamino y Tandil, ciudad a la cual fundó repeliendo al cacique Yanquetruz. Además consiguió finalmente que las provincias tributaran en favor de Buenos Aires creando las condiciones para que la Cabeza de Goliat, descripta por Ezequiel Martínez Estrada, lograra comenzar a gestarse.
La Argentina había inaugurado un sendero oscuro y peligroso, donde acuerdos clandestinos y antifederales permitieron que personajes sombríos, silenciosos e incómodos, se hicieran cargo del poder que la república no era capaz de detentar.
Fecha de Publicación: 05/05/2019
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Ir a la secciónes una información que me dieron en el profesorado y me quería morir cuando me enteré. Ahora vuelvo a verla. Cuando aparecen fuentes..... es porque hay verdad. Gracias profe
ME INTRIGA LA HISTORIA DEL PADRE DE RODRIGUEZ. ¿SERÁ POR ESO QUE EN CHASCOMÚS HAY CASTILLOS EN RUINAS? LOS CONOCEN? ES FACIL: QUERIAN HACER DE LA LLANURA BONAERENSE UNA UNA CAMPIÑA EUROPEA. PROFESOR, GRACIAS POR LA NOTA. COMO SIEMPRE SOBRESALIENTE. PODRÍA DEDICARLE UN CAPITULO A CHASCOMÚS? GRACIAS
Aspectos poco conocidos de la historia
Son aspectos poco conocidos pero necesarios para saber por qué nos va como nos va. Desde la época de Rodriguez las cosas no cambian
Increible aquello que ignoramos Gracias!!!!
Era homofóbico, y lo persiguió a Belgrano
Comentarios
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