En una sociedad en la que sentimos que tenemos que “encajar”, ser diferente requiere de mucho coraje. Pero, poco a poco, las barreras se van bajando, los estereotipos se van rompiendo y las particularidades empiezan a tomar la escena. En ese contexto, contar con elementos que nos representen, que rompan el molde y hablen por nosotros es una herramienta muy útil a la hora de afianzar lo que nos diferencia y, a la vez, abrirle la puerta a lo nuevo. La marca de accesorios Occultto, de Max Vargas, se llena de ese espíritu para crear piezas únicas y disruptivas que se llevan todas las miradas.
María Becerra, Cazzu, Nathy Peluso e incluso Susana Giménez eligen las piezas diseñadas por Max Vargas para sus producciones. Las eligen, entre otras cosas, porque su tamaño es grande, lo que las hace más visibles en la cámara. Pero no solo son tendencia en el mundo del espectáculo, también es posible verlas colgando del cuello o de las orejas de alguna porteña anónima que camine por los barrios más trendys de la Ciudad, como Palermo o Cañitas. Es que todas quieren sentir ese toque que las hace diferentes, que resalta su unicidad y, por supuesto, atrae varias miradas. Porque lo que tienen en común quienes eligen los accesorios de Oculttoo es, al menos, una característica: no quieren pasar desapercibidas. Quieren gritarle al mundo: “Acá estoy, esta soy yo, y no me importa lo que opine el resto”.
¿Pero que tienen que los hace únicos? De todo. Las piezas de Oculttoo pueden ser desde columnas griegas hasta falsos fragmentos de vidrio roto, latas o alfileres de gancho. Uno de sus accesorios más famosos son los aros SEX, que hacen hace referencia a la diseñadora inglesa Vivienne Westwood y su identidad punk. También realizan piezas con una fuerte importa de la cultura pop, como los aros con la imagen de Britney Spears. Todo lo que diseña Max Vargas es impredecible e inesperado.
El talento detrás de la marca
Antes de convertirse en una de las diseñadoras más buscadas por las figuras del espectáculo, Max Vargas vivía en el sur del conurbano bonaerense, en la localidad de Quilmes. Estudió Producción de Moda, Utilería con Saulo Benavente y joyería con distintas profesoras. Luego trabajó la revista Catalogue, con Adrián Fagetti. Fue allí donde decidió que algo tenía que cambiar, cansada de encontrarse siempre con los mismos accesorios para las campañas de moda. Hasta que, en una oportunidad, se animó e incluyó sus propias piezas en una de las producciones: fue un éxito rotundo y Max quedó a cargo de esa tarea.
En este momento, Max se encuentra en una disyuntiva respecto a los próximos pasos que dará con Oculttoo. Como todo lo que comienza como parte de una vanguardia, con el tiempo se va volviendo más masivo: hoy tiene frente a sí la posibilidad de expandirse a otros mercados, de hacer que su marca y su estilo lleguen lejos. O tiene la opción de concentrarse en realizar una producción limitada de piezas. Lo primero, claro, implicaría que se pierda ese carácter único que tienen sus piezas y que ella quiere transmitirles a sus clientes.
Sea cual sea el camino que elija para el futuro de la marca, el trabajo ya está hecho. Tener la posibilidad de definirse en negativo, por lo que no somos y no por el grupo donde encajamos, es de por sí un sentimiento poderoso. Y Max, con las piezas de Oculttoo, logró trasladarles ese poder a sus clientas. Misión cumplida.
Imágenes: Redes Oculttoo By Max Vargas
Licenciada en Comunicación Social y correctora. Nacida y criada en el oeste del conurbano bonaerense. Sagitariana, vegetariana, crossfitera y viajera. Estoy convencida de que, con las palabras, podemos hacer magia. Pasen y lean.