Alex Pryor se hizo millonario casi sin proponérselo. Todo comenzó hace 25 años, cuando se mudó a Estados Unidos para estudiar Ingeniería en Alimentos en la Universidad Politécnica de California. Hasta allí lo acompañó –como a casi cualquier argentino– el mate. Al principio, sus compañeros y profesores no entendían qué era eso que llevaba de acá para allá y tomaba casi con devoción. Pero, poco a poco, se fueron animando a probarlo, y Axel se convirtió en un pseudodealer de yerba del campus. Tal era su fanatismo por la infusión más argentina que incluso su tesis de grado estuvo centrada en el mate.
Entre los compañeros a quienes Alex había hecho asiduos al mate estaba David Karr. Fueron ellos dos quienes empezaron con lo que luego se convertiría en Guayaki y, posteriormente, se les sumaron otros tres socios: Michael Newton, Chris Mann y Steven Karr. En un país como Estados Unidos, donde el café es el rey absoluto, ellos creyeron que había lugar para otra alternativa. De esta manera, se pusieron como objetivo dar a conocer las bondades de la yerba mate entre los norteamericanos y salieron a la ruta. Recorrieron el país visitando cafés y tiendas, donde ofrecían muestras de la infusión y, poco a poco, comenzaron a vender algunos paquetes. Consiguieron un préstamo bancario y dieron inicio al negocio.