Campo Andino y un innovador método de cultivo

Julia Olivella y Gonzalo Moras son una joven pareja de emprendedores que quería establecerse en algún lugar bien alejado de la sociedad. A través de la familia, dieron con un lote que es un verdadero paraíso, en el corazón de Campo Andino, ese otro paraíso perdido en el interior de Santa Fe.

Campo Andino es una localidad ubicada a unos 55 km al norte de la ciudad capital. Cuenta con una riquísima diversidad de flora y fauna autóctonas y su laguna Añapiré, desde hace un tiempo, representa el hábitat que eligen los flamencos rosados australes para invernar, lo que la convierte en un espacio natural único en la región.

El emprendimiento de Juli y Gonza no es menos atrapante que el lugar donde se establecieron. Él, licenciado en Biodiversidad; ella, ingeniera agrónoma. Se conocieron haciendo un doctorado en estas áreas del saber. Haciendo la tesis se les despertó la chispa de emprendedurismo y dijeron: “¿Por qué no probamos hacer algo por nuestra propia cuenta?... Producir… Nos pusimos a ver qué alternativas había. Qué estaba explotado y qué no. Nos contactamos con una familia que ya tenía una trayectoria haciendo hidroponia y nos mostraron aspectos básicos sobre cómo empezar en este tema”, describe Julia. Así es que estos jóvenes cultivan verduras cuya raíces crecen en contacto directo con el agua.

Los chicos fueron investigando y capacitándose mucho en este peculiar. “Es una técnica de cultivo en la que tuvimos qe empezar de cero. Todo era prueba y error”.

Los motivaba la idea de empezar una actividad donde no había nada.  Ni siquiera algo similar. Empezaron, ellos mismos, a hacer todo con sus propias manos. Aprendieron albañilería y plomería. todo el sistema de riego lo armaron ellos. Todas las instalaciones. “Cada agujerito con el taladro, impermeabilizar postes, etc”, se enorgullecen.

Identificarse con un pueblito

Juli y Gonza se identificaron de entrada con el entorno pacífico y natural de Campo Andino. Tal es así que el nombre del pueblo es el que adoptaron para su empresa. Y los flamencos, símbolo de la zona, están presentes hasta en el logotipo de su negocio.

Para su trabajo, respetuoso de la biodiversidad, ya que no utilizan pesticidas, cuentan con un invernadero que les fue especialmente traído de Buenos Aires. Bajo él, cultivan lechuga mantecosa, crespa de hoja de roble, radicheta y rúcula. Todas verduras de hoja. Hace un año que están produciendo y entrando, de a poco, en el mercado de Santa Fe y Laguna Paiva. “Poniéndole mucho empuje para poder seguir creciendo”, asegura Juli.

La economía de Campo Andino se limita a “poquitas personas que trabajan en la Comuna o peones de campos de la región”. Tampoco puede haber mucho más en este pueblito, porque tienen una falencia estructural grave. “Campo Andino no tiene acceso cuando llueve”, nos explican. Es la única localidad de todo el departamento La Capital que no posee acceso asfaltado. “Así que, con cada lluvia, quedamos aislados. Hay un reclamo de años, pero pasan los gobiernos y no se concreta”.

El camino que atraviesa este pequeño paraíso es la ruta provincial 82. “Queda en el medio entre la 1 y la 11. Si los gobernantes fueran más ingeniosos, podrían usarlo para descomprimir esas dos rutas, tan cargadas y famosas por sus trágicos episodios".

Una de las cosas más dignas de destacar es que la actividad de Julia y Gonzalo cuenta con el acompañamiento de la gestión comunal y la aceptación de los habitantes de Campo Andino.