Los argentinos somos, entre otras cosas, un pueblo joven. Doscientos años de historia organizada parecen ser poco. Claro, hay que tomarlos como si fueramos una sola persona y que va a vivir cien mil, por lo menos. Un concepto medio bizarro, pero vamos por ahí... Bizarro o infantil, como nosotros. Porque somos un pueblo que parece tener miedo a crecer.En los últimos años, setenta, más o menos, necesitamos de un caudillo o de una mamá que nos amamante. De vez en cuando, nos rebelamos contra esa autoridad, como adolescentes en la edad del pavo. Así, entre otros motivos, pasamos de 4ta (sí, cuarta) potencia mundial a desaparecer del mapa de países desarrollados. ¡Bravo!Es claro que tenemos miedo a crecer. Pero ¿qué significa eso? No tener que pedirle más plata prestada a mamá o al Tío Sam. No depender de otros; cosa que podríamos: en la Argentina hay gas, petróleo, minerales, agua por todas partes, alimentos y talento en las personas.Y ordenarnos. Aquietarnos. Dejar el caos atrás. El caos ha tenido efectos muy positivos en términos de creatividad, en sobrellevar las crisis a los que ese mismo caos nos empujó. Pero no sería lindo poder mezclar nuestra forma de ser con un poco de Suiza? Un poco (igual, más, no podríamos, no te preocupes). Estabilidad, previsibilidad, crecimiento sostenido.La buena es que también los argentinos somos capaces de ésto. La perfecta organización de los Juegos Olímpicos de la Juventud 2018 nos lo acaba de demostrar. Un plan de años de elaboración, ejecutado a la perfección. Solo quiero decirte que se sumaron 10.000 voluntarios y que han quedado unas obras increíbles para la Ciudad; entre ellas, nuevas viviendas para 5.000 familias.Sí. Se puede. No tengamos miedo a crecer. Con eso basta.
Su larga y exitosa trayectoria como creativo publicitario le dio un conocimiento muy profundo acerca de las conductas y motivaciones de la gente, base de su tarea como Secretario de Redacción de Ser Argentino.
Rating: 0/5.