Ser Argentino. Todo sobre Argentina

Nos estamos jugando el campeonato

Podemos ganarle el partido a la república bananera

Final de campeonato. Nosotros lo jugábamos por primera vez y nos enfrentábamos al cuco, el equipo que salía siempre campeón. Tipos ásperos: los muchachos que trabajan pegando afiches publicitarios en la noche.

Yo jugaba de segundo marcador central. Mido 1,73 y el nueve de ellos medía más de 1,90, hábil, corpulento. En la primera jugada del partido, nos sorprenden y recibe de espaldas al arco. Su única marca era yo, que le llegué de atrás. La bajó con el pecho, la pisó, y ahí, juro por la vieja, no le quise pegar. Pero lo toqué en el tobillo. Se desmoronó como un edificio dinamitado, gritando como un chancho al morir. Cuando lo voy a ayudar a levantarse, con toda mi caballerosidad y temor a que me pusiera de una piña, me dice: "No me pegués flaco, que mañana tengo que laburar..."

Nuestros abuelos vinieron sabiendo que iban a tener que arremangarse. Vaya si lo hicieron. Convirtieron a este país en una potencia. Nos enseñaron respeto, cordialidad, cultura de la superación a través del estudio y el trabajo, convivencia.

Entonces: cuándo fue que nos fuimos al recontracarajos?

Mi recuerdo es que todo eso se pierde con la hiperinflación de Alfonsín (exitosamente causada por los grupos de poder para rajarlo; recordemos que unos meses antes se metió contra los sindicalistas) y con las privatizaciones de Menem. Entre ambos procesos exterminaron a la industria nacional, sobre todo a la pyme, sostén productivo de la Argentina.

Éstos son los hechos. Ahora, podemos discutir 37 años sobre qué pasó después en la economía y en la política. Lo cierto es que hoy tenemos un desempleo altísimo y una tasa de pobreza que no condicen con las posibilidades y riquezas del país.

Pero claro: qué puede aprender un chico adolescente de ver a su papá desempleado y deprimido, tirado en un sillón viendo la televisión todo el día, mientras su mamá y él mismo tienen que salir a trabajar de lo que encuentran?

A dónde está el futuro? La esperanza. El deseo de progreso y la posibilidad de concretarlo. Obvio que se pierden. Se pierde la cordialidad, la educación. La convivencia se convierte en supervivencia y aparecen la violencia y las drogas. Y si el Estado no lucha contra eso, pasa lo que nos pasó. Pasamos de jugar en la vereda a no poder salir a la calle a la noche.

Nadie se ocupó de rescatar a esa gente. Lo mejor que se nos ocurrió fue darles planes sociales. Sin educarlos, sin capacitarlos, sin emplearlos.

Podemos decir que así los tenían controlados y a merced. O que es la única salida. Yo creo que ese programa es malo. Porque no da un futuro (y el presente es una porquería). Por eso el viejo dicho de no dar un pescado, sino enseñar a pescar.

Quizá los planes tengan que ser de un monto para los desamparados y del doble para los que trabajan. Y está muy bien financiar a los desamparados; la pregunta es cuánto tiempo. Porque muchos aprovecharon y se dedicaron a no trabajar. Pensá cuántos piquetes financiaste estos años, mientras vos te rompiste el culo trabajando y no pudiste cambiar el auto, la casa o viajar.

Hay que generar empleo, para lo que hay que poner el país a producir, antes. Para lo que hay que sanear la economía, antes. Y producir energía para las fábricas, antes. Para lo que hay que dejar de importar y producir y exportar (como hace 20 años...). Entre tantas cosas que hay que hacer antes, porque acá no hay magia; no se puede generar empleo sin estructura.

Podemos ser el chico de 1,73 que tiró a la mierda al gigante de 1,90. Y ganarle el partido a la república bananera.

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