“La política tradicional -concibe a la Argentina como un- apéndice agropecuario de las potencias industriales de ultramar. Esta política se limitó a desarrollar el agro dentro de los límites abarcados por las praderas húmedas del Litoral y centralizar la industria liviana y el comercio en un radio de 300 km en torno al puerto de Buenos Aires” deslindaba el presidente Arturo Frondizi el meollo de su política desarrollista en el Ejecutivo. Y en el llano desde los cuarenta a los dos mil. Frondizi comprendió que no se podía repartir lo que no se tenía. Y para ello emprendió un titánico proyecto de transformar el país agroexportador, sujeto a las bondades climáticas y las violentas fluctuaciones de los mercados, siempre al borde del default, a otro de una economía mixta, con industrias de alto valor agregado y un mercado interno fortalecido y autosuficiente.
Cercano al último Perón histórico en varios aspectos, liberalización de la economía con un discurso nacionalista y la debilidad creciente por el retiro de socios que lo encumbraron en el poder, Frondizi lidió con el esquema inestable de proscripción del peronismo heredado del desastroso gobierno de la autodenomida Revolución Libertadora, que cuadriplicó además la deuda externa, y produjo picos de inflación desconocidos, debido en parte a una incontrolada voluntad de revertir la participación de los asalariados en la riqueza nacional.
El desarrollismo según Frondizi
La presidencia de Frondizi cargaba una pesada deuda que terminaría hundiéndolo. El acuerdo entre Rogelio Frigerio y John Cooke para asegurar los 4 millones de votos necesarios para acceder a la primera magistratura -y vencer al histórico radical Ricardo Balbín-, el pacto entre los radicales intransigentes y los peronistas proscriptos, ocasionó severos bamboleos en la gestión. Tuvo infinidad de huelgas, varias declaraciones de Estado de Sitio como aquella del cruento verano de 1959, y 32 planteos militares. Y finalmente, cuando Frondizi debía cumplir la promesa de levantar la censura al partido justicialista en la elecciones de 1962, ocasionarían el golpe militar del 29 de marzo de 1962. Destacable en varios aspectos, el primer gobierno con iniciativa industrialista, el famoso “desarrollismo” que implantó mucho de la actual industria semipesada argentina, el apoyo a la ciencia y la tecnología, y cierta estabilidad económica que detuvo levemente el declive del salario iniciado en 1952, la presidencia Frondizi también tuvo oscuridades, fruto quizá de las debilidades de origen, como un política acuerdista que incluía desde socialistas a nacionalistas en pugna en su propio gobierno, un antecedente del Terrorismo de Estado al dejar en manos de la Fuerzas Armadas el orden interno con el Plan Conintes, ninguna previsión antiinflacionaria ni antirecesiva a largo plazo -otra similitud con el Perón de 1952-, y una economía interna que empezaba a atarse a la suerte de la cotización del dólar. Brilla en su gestión la decidida postura al desarrollo de la energía y con nuestra empresa de bandera, YPF. “Hoy tenemos petróleo y gas para mover nuestros tractores y nuestras máquinas y vendemos gas a garrafa al ama de casa de Jujuy y Córdoba y a todas las ciudades y los campos de la República…fortalecemos nuestros soberanía..en el camino de la liberación nacional”, afirmaba frente a las cámaras de la tevé el 15 de febrero de 1962. Recién en 1989 se volvería efímeramente al autoabastecimiento energético, en las fauces de la hiperinflación y la privatizaciones, que volverían a la dependencia argentina, en un área sensible que afecta cualquier tentativa de crecimiento. Y distribución de la riqueza.
Frondizi lo hizo
“Conmemoramos hoy el Día del Petróleo. Hace 53 años, el 13 de diciembre de 1907, se descubrió en Comodoro Rivadavia la existencia de tan preciado combustible…-el 24 de julio de 1958- asumimos la responsabilidad de culminar con la victoria nacional una lucha comenzada hace ya medio siglo…una victoria que se expresa en la escueta noticia que me transmite YPF -Yacimientos Petrolíferos Fiscales, la gran institución argentina- de que diariamente producimos ya casi la misma cantidad que consumimos de gas y petróleo y que en los primeros meses de 1961 tendremos excedentes de nafta y gas oil”, señalaba el presidente Frondizi, en un discurso televisado desde Casa de Gobierno. Con estas frases cerraba un exitosa experiencia iniciada apenas asume, dando un giro pragmático al acérrimo nacionalismo del famoso programa de “Petróleo y Nación” (1958), que habían sido anticipados tempranamente en 1948 por el dirigente radical, pero que resultaban acordes al giro que daba el último peronismo en 1952 suscribiendo contratos con las petroleras norteamericanas.
Frondizi se ataja de los palos en la rueda el mismo 24 de julio de 1958, en el discurso radiofónico al país, en el apartado “Tenemos el pueblo”, “sabemos bien que vamos a ser atacados. Seremos combatidos por cuantos están ligados a la importación…a quienes no les interesa que extraigamos nuestros petróleo…-ni- que Argentina rompa las cadenas de la autodeterminación. Se nos combatirá también en función de supuestas ideas avanzadas -revolucionarias-…vamos a defender con inquebrantable firmeza los intereses del pueblo argentino. Y la vanguardia de esta lucha serán los hombres de YPF”, cerraba.
Ganaría Frondizi en insólitos 30 meses la Batalla del Petróleo, como se lo conocería en los medios y la calle. De 5.6 millones de metros cúbicos en 1958 se pasó a 13.4 millones en 1961, la ansiada por generaciones autosuficiencia energética, con el ahorro anual de 300 millones de dólares, y la baja de los precios de combustibles, un una irrepetible alianza exitosa de capitales privados y públicos. Perdería Frondizi la credibilidad y prestigio entre los argentinos que fustigaban el giro político liberal y abierto a los capitales extranjeros; incluso en el mismo partido radical se mencionaba a Frondizi como artífice de la “revolución traicionada” Henry Holland, funcionario del Departamento de Estado denunciado por Frondizi en 1954 ante el Congreso por “negociados petroleros” con Perón, resultó el mismo que promovió los acuerdos entre los empresas norteamericanas energéticas y el Estado Argentino en 1958.
#Efemerides#6deAgosto de 1958 se creó la empresa YCF (Yacimientos Carboníferos Fiscales) Mediante el dec. presidencial 3682 por parte del mandatario Arturo Frondizi, sustituyendo a la División Carbón Mineral de YPF, que hasta entonces se encargaba de la explotación de las minas pic.twitter.com/NHOZP7Krd4
— Biblioteca del Congreso (@BCNArgentina) August 6, 2020
La Patogonia, el futuro es por ahí
Activar el máximo la explotación del petróleo y el gas natural, explotar intensivamente los yacimientos de hierro y carbón, para alcanzar los 4 millones anuales de toneladas de acero; explotar el vasto potencial hidráulico; y crear las condiciones para asentar amplios contingentes humanos y técnicos en la inmensidad patagónica; algunas de las ambiciosas propuestas de la presidencia Frondizi truncas para las regiones pasada la cuenca acuífera del Río Negro. “Aquí en la Patagonia viven los pioneros que conquistaron el desierto -Frondizi un defensor de la autodenominada Conquista del Desierto y la acción de Julio Argentino Roca ante la oleada revisionista unidimensional que empezó inusitada en los cincuenta y moja aún la realidad-, que perforaron los primeros pozos de petróleo y agua, que desafiaron las inclemencias naturales para sembrar la tierra y criar ganado. Aquí viven los argentinos que recientemente bajaron de sus cerros andinos y sus tierras norteñas, para la gran aventura de trabajar en los tierras de la nieve y el viento”, bosquejaba Frondizi el fenómeno social de migración interna que produjo su activa política en el Sur, en la línea de los pioneros presidentes Yrigoyen y Alvear, en la prédica y la labor inclaudicable por instalar soberanía y producción de Luis Huergo y el general Enrique Mosconi.
Estas frases de 1962 eran además la ratificación en la realidad de aquellas dichas en el mismo lugar, Comodoro Rivadavia, tres años antes, “Jóvenes de mi Patria: El destino convoca al pueblo argentino para realizar su misión. Los pueblos encuentran siempre los caminos que llevan a construir su futuro. Hoy me dirijo a ustedes desde la tierra de promisión de la Patagonia, cuyos nombress liminares son Valle del Río Negro, Sierra Grande, El Chocón, Río Turbio, Plaza Huincul, Comodoro Rivadavia, Río Grande y tantos otros. Esta es la tierra de vuestro futuro. Es el norte de la Argentina, el continente de lo ignoto, de la riqueza apenas entrevista, donde ya flamea nuestro pabellón como señal de soberanía. Venid a la Patagonia con la visión profética de los pioneros, con el coraje del conquistador, con el ahinco del constructor. Aquí labraréis vuestro porvenir y el de vuestras familias, el tiempo que ensancharéis los horizontes del país, que os espera con su mejor rostro: el rostro del futuro. Porque el quehacer del hombre es la medida de la grandeza de una Nación. La nuestra es ya grande y próspera, porque en cada uno de vuestros corazones alienta la fe en el país. De vosotros depende que los hijos pueden relatar la epopeya de veinte millones de seres que trabajaron por convertir a su patria en la esperanza del mundo”, enfatizaba Frondizi en 1959. En 1000 millones de kilómetros cuadrados de la Patagonia, equivalente al territorio de España y Francia juntas, viven en 2022 unos dos millones y medio de argentinos. De 54.
“Sigamos trabajando unidos”
“ Repito una vez más…la lucha del pueblo por labrar su grandeza no es patrimonio exclusivo de un partido político ni del gobierno. Es una lucha que abarca e interesa a todo el Pueblo…No abandonemos la epopeya. Sigamos trabajando unidos, por encima de nuestras legítimas diferencias ideológicas y políticas, para asegurar nuestro bienestar y el progreso de la Patria”, cerraba su discurso el 10 de marzo de 1962 en Comodoro Rivadavia, el presidente que más le puso el cuerpo a la Batalla del Petróleo, por la Batalla de la Argentina industrial y liberal. Diecinueve días después el presidente Frondizi era derrocado.
Fuentes: Frondizi, A. Petróleo y Nación. Buenos Aires: Transición. 1963; Rock, D. Argentina 1516-1987. Desde la colonización española hasta Raúl Alfonsín. Buenos Aires: Alianza. 1989; Gambini, H. Frondizi. El estadista acorralado. Buenos Aires: Vergara. 2006
Imágenes: Télam
Periodista y productor especializado en cultura y espectáculos. Colabora desde hace más de 25 años con medios nacionales en gráfica, audiovisuales e internet. Además trabaja produciendo Contenidos en áreas de cultura nacionales y municipales. Ha dictado talleres y cursos de periodismo cultural en instituciones públicas y privadas.