¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónEn un mundo de hombres, ser mujer no es cosa fácil. El ámbito de la ciencia ha sido desde siempre un espacio reservado para los varones. Si es así todavía ahora, imaginemos cómo habrá sido varias décadas atrás. Sin embargo, existieron muchas mujeres que dieron su vida por la investigación y, en la mayoría de los casos, quedaron en el anonimato. Hetty Bertoldi de Pomar fue una de ellas, pionera en la geología en Argentina y una reconocida experta en el mundo.
La historia de Hetty comienza en la localidad de Sunchales, en la provincia de Santa Fe. Estudió en el Liceo Nacional de Señoritas de Santa Fe y luego, al momento de decidir su futuro, se decidió por la Geología. Estudió en la Universidad Nacional de Córdoba, donde terminó su carrera en 1947 y se convirtió en una de las primeras geólogas del país.
En ese punto, decidió que seguiría su desarrollo profesional en el ámbito de la investigación y realizó un doctorado en Ciencias Naturales con especialización en Mineralogía y Geología. Su destacado desempeño la llevó a ocupar distintos cargos en lo que actualmente es el Ministerio de Producción, Ciencia y Tecnología de Santa Fe. Luego, fue jefa del Departamento de Geología y Minería de la Dirección de Química Agrícola y Edafología, y trabajó para otras secretarías y direcciones de la provincia.
Hetty sabía que lo suyo era investigar los suelos, pero fue a través de los fitolitos que descubrió su verdadera pasión. Corrían los años 50 y estaba trabajando en la Dirección de Química Agrícola y Edafología. Allí conoció al médico y naturalista italiano Joaquín Frenguelli, quien la introdujo en este nuevo mundo. Frenguelli había encontrado lo que él llamaba “partículas de sílice organizada” en sedimentos pampeanos, y Hetty comenzó a investigar sobre el tema con devoción, hasta sus últimos días.
Pero ¿qué son exactamente los fitolitos? Las plantas absorben el silicio del suelo a través del agua, y este se deposita en ellas como óxido de silicio, entre sus hojas, tallos y raíces; las rodea y toma su forma. Cuando la planta muere, estas estructuras microscópicas, conocidas como biomineralizaciones, perduran hasta millones de años después. Los fitolitos están formados por calcio o sílice, material del que también está compuesta la arena. Cuando están hechos de sílice –que es lo que sucede en la mayoría de los casos, se los llama silicofitolitos.
No es de extrañar que Hetty se haya apasionado en tal medida por estas puertas directas al pasado que quedaron impresas en los suelos. A través de ellos, podemos imaginar paisajes que nunca vimos y conocer algunas costumbres de nuestros antepasados, como su dieta, las técnicas agrícolas que utilizaban y el uso ceremonial que hacían de las plantas. Y no solo eso: también nos permiten tener una idea de cómo era el mundo antes de que los hombres lo habitaran.
Para investigar los silicofitolitos, Hetty no solo dedicaba largas horas en su laboratorio, también iba ella misma a tomar muestras del suelo, vestida con ropas de pescador. En 1968 comenzó a trabajar en el Instituto de Limnología de Santo Tomé, que dependía del Conicet, y siguió adelante con sus investigaciones, a través de las cuales llegó a aportar grandes contribuciones en el tema. Durante más de 15 años, realizó investigaciones en conjunto con colegas del país y con especialistas del exterior.
Pero, además de investigar sobre los silicofitolitos, Hetty apoyó durante toda su carrera la gran causa de la federalización de la ciencia. Remarcaba la importancia de los organismos técnicos provinciales, para garantizar un espacio de trabajo e investigación en el que estudiantes y científicos pudieran desarrollarse sin necesidad de radicarse en Buenos Aires. En este sentido, fue una de las fundadoras de la Asociación de Ciencias Naturales del Litoral, institución que presidió durante más de dos décadas.
Hetty también ejerció la docencia, como una forma de perpetuar su legado y transmitir su conocimiento a otras generaciones de científicos, y trabajó como investigadora independiente del Conicet. Una vez jubilada, siguió formando parte de cualquier actividad que estuviera vinculada con los silicofitolitos, la gran pasión de su vida. Murió en 2020, a sus 96 años. Hoy la recordamos como una de las grandes mujeres de la ciencia argentina.
Imagen: La Nación
Fecha de Publicación: 08/11/2021
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