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Ir a la secciónBuenos Aires - - Lunes 27 De Marzo
El renovado edificio del Museo de Ciencias Naturales y Antropológicas Juan Cornelio Moyano alberga la historia de la vida. Una historia fascinante donde se mezclan los procesos biológicos, como la evolución del hombre, los animales y las plantas, con los procesos geológicos. El recorrido permite conocer el pasado, descubrir las costumbres de los pueblos originarios y entender la necesidad de cuidar el medio ambiente, el delicado equilibrio que existe entre los elementos del universo.
Apenas se ingresa al museo, llama la atención la recreación del esqueleto de una jirafa, Belén, que murió en el Zoo, según se cree por comer una planta tóxica. Ese trabajo, científicamente denominado "recreación osteológica", les llevó dos años a los especialistas y es clave, por ejemplo, para que el público en general y los estudiantes puedan comprender la anatomía del animal.
En la planta baja también hay una máquina del tiempo. Los visitantes se colocarán lentes de realidad virtual y podrán ver el paso de los dinosaurios por nuestra tierra, así como las características de la fauna existente hace millones de años. En los pisos superiores están ubicadas las tres salas en las que se organizó el museo: de la tierra, de la biodiversidad y del hombre, en las que se exhiben unas 1000 piezas, de las 150 000 con que cuenta en total la institución y que se van cambiando.
En la sala de la Tierra, la historia comienza con el origen del universo, desde la gran explosión –el Big Bang– pasando por el Sistema Solar, la Tierra, la formación de las montañas y la evolución a través de las eras Paleozoica, Mesozoica y Cenozoica, con piezas fósiles de cada una. También se detalla cómo fueron cambiando los climas, los mares, los continentes, hasta llegar al origen del hombre. En esa sala está expuesto por primera vez el Mendozasaurus, un dinosaurio que vivió hace 88 millones de años y que fue descubrió el referente del laboratorio, el paleontólogo González Riga.
La información científica del museo está vinculada entre sí de forma muy didáctica. En esa tarea tuvieron un rol determinante los científicos del Laboratorio de Dinosaurios, dependiente de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UNCUYO, que elaboraron la información, los gráficos, seleccionaron las piezas fósiles y realizaron las réplicas.
Bernando González Riga explicó que, ante un pedido de la Dirección de Patrimonio, trabajaron un año ad honorem para garantizar la exactitud académica de los contenidos y presentarlos de una forma didáctica. González Riga explicó que aceptaron el desafío, respetando la concepción de la labor del investigador que tiene la UNCUYO y que ellos compartían: el deber de estar al servicio de la sociedad, no solamente generando investigación en su laboratorio.
El investigador del Conicet consideró al museo como un referente para la Provincia sobre la historia de las ciencias naturales y antropológicas. Recalcó que este lugar permitía descubrir una historia fascinante, que era la historia de la vida, donde se mezclaban los procesos biológicos con los geológicos.
El recorrido de la sala de la Biodiversidad arranca con la explicación del concepto, relacionado con la variedad de formas en que se organiza la vida en el planeta y con los peligros de perderla por la destrucción de hábitat, la sobreexplotación, la contaminación y el cambio climático, entre otros factores. Ese es el puntapié inicial para disfrutar de las recreaciones de los ecosistemas del mar, de la selva, de los humedales –como los Esteros del Iberá–, y de un recorrido por las reservas naturales mendocinas.
La belleza de esta sala está en la exhibición de los animales taxidermizados, especialmente los que habitaron y habitan las tierras mendocinas: cóndor, guanaco, puma, pichiciego, choique, ñandú, águila dorada, el búho bodeguero, entre muchos otros. En esta sala adquieren especial relevancia las vitrinas especialmente diseñadas para el museo, con una iluminación especial, que permiten admirar las especies desde todo los ángulos y en los mínimos detalles.
En el segundo piso se ubica la sala del Hombre, un recorrido por nuestro árbol genealógico que comienza con los primates hasta el hombre actual, en una línea de tiempo que abarca todas las culturas, pero con un especial énfasis en las andinas. Hay piezas que nunca se exhibieron de Perú, México, Bolivia y Chile.
Esta sala es un recorrido por nuestra historia y un homenaje a los pueblos originarios. Está la historia de Mendoza, su relación con el mundo, la figura de San Martín, el terremoto, la reconstrucción, el pueblo Huarpe, todo contado a través de piezas hermosamente expuestas. Textiles, canoas, cacharros y escritos permiten viajar en el tiempo.
También están expuestas, por primera vez, algunas de las piezas que los científicos descubrieron en Capiz, San Carlos. En el enterratorio había esqueletos, trozos textiles, cacharros, cuentas, caracoles y láminas de metal.
Fuente: unidiversidad.com.ar
Fecha de Publicación: 14/11/2019
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