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Buenos Aires - - Miércoles 31 De Mayo

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Un cuento de Navidad por Pedro Orgambide

Editado en 1965 por Jorge Álvarez, “Un brindis por la felicidad” representa el admirable registro de la oralidad con el que Pedro Orgambide definió su literatura

Cambalache
Un brindis por la felicidad

De los lugares comunes de crítica a la literatura argentina es la poca fidelidad en la traslación de los diálogos al papel. La tensión de la oralidad fue siempre una cuestión que recién a partir de la década del cincuenta, la nueva camada de escritores, pudieron conjurar. Uno de esos fue sin duda Pedro Orgambide (1929), que quizás después de Roberto Arlt mejor escuchó a Buenos Aires. A sus penas, a sus olvidos, hasta el día que me quieras. Entre casi medio centenar de libros, entre novelas, cuentos, ensayos, teatro e historia, este autor de fuerte militancia política semblanteó al porteño en “Gardel y la patria del mito” y “Todos teníamos veinte años”, por citar, más sus columnas en la revista Humor y, últimamente, en el diario Clarín. Fallecido en 2003, ganador de premios en América y Argentina, protegido del poeta Raúl González Tuñón, entendía que escribir lo “salvaba de la abusiva realidad”. Pocos la contaron mejor que Pedro.

Este cuento que compartimos apareció primero en las célebres compilaciones de la editorial de Jorge Álvarez, promotor de la cultura nacional en los sesenta, desde literatura a rock, y que reunían autores argentinos y extranjeros con un disparador amplísimo. A Orgambide, al que presentan en 1965 presidiendo una lista dentro de la asociación de escritores llamadas “Gente Nueva”, tocó el ring raje de las Fiestas. Y pergenió a una Julia y un Santos que podrían hoy tomar unos tragos en Puerto Madero, o en la Costanera de Rosario. Gente Nueva. De 1965.

“Un brindis por la felicidad” de Pedro Orgambide (1965)- Reeditado por Sudamericana en "La buena gente" (1970)

“En la oficina alguien hizo un pájaro de papel. Todos cobraron el aguinaldo. Todos se fueron a beber. Todos se emborracharon convenientemente. Y ahora en el bar sólo quedan un hombre y una mujer”.

  • “Parece un milagro -dice el hombre- un milagro, Julia, que alguien se quede con uno…
  • Tome un poco de sidra, Santos. Todo se va arreglar.
  • Pero ese cretino de Menéndez pudo avisarme antes. No justamente hoy, 31 de diciembre. “Acuérdese- me dijo- hace diez años usted me había prometido” pero no me dejó terminar. Yo creía que estaba bromeando, pero no, lo decía en serio. Ahora ponen a un jefe nuevo, uno que estudió en los Estados Unidos, ¡estuve esperando diez años esta oportunidad! Ahora no sé qué puede pasar… menos mal que ya había comprado todo: el pollo, las nueces, los turrones
  • De esta lindo tener una familia, Santos.
  • Ahora el mocoso quiere transformarlo todo.  Desde que vino a Norteamérica, sólo piensa en el organigrama. Se enamoró de la estadística. Y la psicología. No sabe lo que es gastarse los zapatos buscando un empleo.
  • ¿Sabe? La sidra me mareó un poco. Ya no estoy en edad…
  • Un día de vida es vida, Julia.
  • Antes yo también festejaba las fiestas en casa. Pero el pobre papá no aguantó la quiebra. Murió poco después del remate. Mamá vivió dos años más entre la iglesia y las visitas al cementerio. Creo que tuvo un gran disgusto cuando comencé a trabajar. Ella decía que éramos de buena familia, que teníamos un apellido que defender… ¡hace tiempo que no festejo el fin de año!
  • Lo estamos festejando, Julia. Quizás el último. Un día es lo último. Uno la posterga. Dice: “hoy no, mañana”. Pero ese es el día. Uno no puede disimular el cansancio. Es como un traje viejo. Al final, se notan las arrugas, el brillo sospechoso. Hoy Menéndez lo descubrió…
  • Usted exagera, Santos. Además, sabe como es él… a lo mejor cambia de idea. La empresa le debe mucho a usted. Un hombre de su experiencia…”

Un hombre de su experiencia

  • “Los tiempos han cambiado, Julia. Hace 30 años, un vendedor era como un actor: tenía su público, sus pequeñas trampas, trabajaba – cómo le diré- con los sentimientos ingenuos de la gente. Se sentía alguien porque era un como un ilusionista que hacía vivir las cosas. Hoy bajan el telón sobre esa época y sólo quedan los charlatanes de la calle, los vendedores de la víbora el cuello. ¿Comprende, Julia? Nos han cambiado repertorio. No hay tiempo que perder… todo cambia demasiado pronto… y uno se sonríe, dice “sí, sí, cómo no”, pero ya no entiende, lo han echado del tiempo y uno sigue andando a tientas… repitiendo lo que decía hace 30 años… Y las palabras también envejecen… como la gente. Un deportista se da el lujo de retirarse a tiempo. Uno espera a que lo echen. Al fin, uno se queda solo como un perro.
  • Pero Santos, usted no está solo. Tiene una familia,  una casa…
  • Si, es cierto. No digo que no.
  • Mujer…hijos.
  • Sí, un padre de familia. Nada importante. La mujer y los hijos se acostumbraron a uno y uno se transforma en una cosa. En fin, ellos tienen su vida. Cuando veo a mi mujer mirando la televisión, a mis hijos en lo suyo, me parece que estoy de más, que nadie me necesita.
  • De todos modos, es mejor que estar solo. Cuando salgo de la oficina, doy vueltas, miro las vidrieras, y después regreso a la pensión. Mi programa diario. los domingos llamo a una amiga por teléfono, vamos al cine…
  • Claro, hay que entretenerse…
  • A veces pienso que dentro de unos años seré como esas viejas chifladas que se rodean de gatos y remedios.
  • No, no me diga eso.
  • ¿Por qué no? Tal vez termine así. Durante años junté dinero para irme Europa.
  • Hace muy bien. Vaya si puede. Es bueno renovarse…cambiar…
  • Pero después hay que volver. Volver a la oficina.
  • Acá todos la quieren. Somos… como una familia.
  • Sí… es cierto.
  • ¿Por qué no le habré encontrado antes, Julia?
  • Antes… antes es una palabra triste. Para mí es como si siempre lo hubiera conocido…¿qué es están tocando, Santos?
  • Un jingle de navidad

En el rincón del bar, una mujer y un hombre levantan las copas en un brindis. Felicidades, se dicen. Desde el aire a la calle vuelan las hojas del calendario que un empleado arroja desde el último piso”.

 

Imagen: Freepik

Fecha de Publicación: 20/12/2022

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