¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónBuenos Aires - - Lunes 27 De Marzo
La Patria cumple años y otra vez se nos presenta la paradoja, ¿realmente sabemos qué es la Patria?
Martín del Barco Centenera mencionó por primera vez el topónimo "Argentina" para mencionar esta región y fue el mismo clérigo quién nombró "argentinos" a los habitantes de Santa Fé. Pero ¿qué es la Argentina? Esa misma pregunta se hace Jorge Luis Borges en su poema "Fundación Mítica de Buenos Aires".
"¿Y fue por este río de sueñera y de barro
que las proas vinieron a fundarme la Patria?".
Y desde el mismo poema responde que sí, que fue este río tan orgulloso de su anchura y su color el que recibió a la conquista:
"Lo cierto es que mil hombres y otros mil arribaron
por un mar que tenía cinco lunas de anchura"
pero a la "civilización" no se le hizo facil:
"con su estrellita roja para marcar el sitio
donde ayuno Juan Díaz y los indios comieron".
Borges continua con un guiño humorístico a la tan conocida mitad más uno:
"prendieron unos ranchos trémulos en la costa
pero son embelecos fraguados en la Boca".
Y finaliza previniendo al mundo sobre nuestro carácter expansivo y un tanto fantasioso, que se jacta de una gloria eterna y sin límite:
"los hombres compartieron un pasado ilusorio
al que solo le faltó una cosa: la vereda de enfrente
a mí se me hace a cuento que empezó Buenos Aires
la juzgo tan eterna como el agua y el aire".
La patria
Esta tierra sobre los ojos,
este paño pegajoso, negro de estrellas impasibles,
esta noche continua, esta distancia.
Te quiero, país tirado más abajo del mar, pez panza arriba,
pobre sombra de país, lleno de vientos,
de monumentos y espamentos,
de orgullo sin objeto, sujeto para asaltos,
escupido curdela inofensivo puteando y sacudiendo banderitas,
repartiendo escarapelas en la lluvia, salpicando
de babas y estupor canchas de fútbol y ringsides.
Pobres negros.
Te estás quemando a fuego lento, y dónde el fuego,
dónde el que come los asados y te tira los huesos.
Malandras, cajetillas, señores y cafishos,
diputados, tilingas de apellido compuesto,
gordas tejiendo en los zaguanes, maestras normales, curas, escribanos,
centroforwards, livianos, Fangio solo, tenientes primeros,
coroneles, generales, marinos, sanidad, carnavales, obispos,
bagualas, chamamés, malambos, mambos, tangos,
secretarías, subsecretarías, jefes, contrajefes, truco,
contraflor al resto. Y qué carajo,
si la casita era su sueño, si lo mataron en
pelea, si usted lo ve, lo prueba y se lo lleva.
Liquidación forzosa, se remata hasta lo último.
Te quiero, país tirado a la vereda, caja de fósforos vacía,
te quiero, tacho de basura que se llevan sobre una cureña
envuelto en la bandera que nos legó Belgrano,
mientras las viejas lloran en el velorio, y anda el mate
con su verde consuelo, lotería del pobre,
y en cada piso hay alguien que nació haciendo discursos
para algún otro que nació para escucharlos y pelarse las manos.
Pobres negros que juntan las ganas de ser blancos,
pobres blancos que viven un carnaval de negros,
qué quiniela, hermanito, en Boedo, en la Boca,
en Palermo y Barracas, en los puentes, afuera,
en los ranchos que paran la mugre de la pampa,
en las casas blanqueadas del silencio del norte,
en las chapas de zinc donde el frío se frota,
en la Plaza de Mayo donde ronda la muerte trajeada de Mentira.
Te quiero, país desnudo que sueña con un smoking,
vicecampeón del mundo en cualquier cosa, en lo que salga,
tercera posición, energía nuclear, justicialismo, vacas,
tango, coraje, puños, viveza y elegancia.
Tan triste en lo más hondo del grito, tan golpeado
en lo mejor de la garufa, tan garifo a la hora de la autopsia.
Pero te quiero, país de barro, y otros te quieren, y algo
saldrá de este sentir. Hoy es distancia, fuga,
no te metás, qué vachaché, dale que va, paciencia.
La tierra entre los dedos, la basura en los ojos,
ser argentino es estar triste,
ser argentino es estar lejos.
Y no decir: mañana,
porque ya basta con ser flojo ahora.
Tapándome la cara
(el poncho te lo dejo, folklorista infeliz)
me acuerdo de una estrella en pleno campo,
me acuerdo de un amanecer de puna,
de Tilcara de tarde, de Paraná fragante,
de Tupungato arisca, de un vuelo de flamencos
quemando un horizonte de bañados.
Te quiero, país, pañuelo sucio, con tus calles
cubiertas de carteles peronistas, te quiero
sin esperanza y sin perdón, sin vuelta y sin derecho,
nada más que de lejos y amargado y de noche.
Fecha de Publicación: 09/07/2018
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