Pintar con el corazón
Lo que pasa en el cuadro pasa en la vida.
Arte y Literatura
Sí claro, es simbólica la frase, pero es a donde el artista intenta metafóricamente llegar. Atravesar el conocimiento, utilizarlo casi como un canal mecanizado, similar experiencia a cuando se comete la imprudencia de manejar el auto hablando por el celular, casi sin haberse dado cuenta del recorrido hecho, se llega a destino… Seguramente esta sensación “inconsciente” en el buen sentido de la frase, cuando se habla de arte, acontecerá en varios momentos de la realización de la obra, si es que hubo actitud de artista. El profesional es diferente al artista, es más equilibrado, menos transgresor, aplicación de oficio puro, es llegar preponderantemente por conocimiento intelectual. Este normalmente no tendrá tiempo de asumir riesgos creativos (perdón “creadores”) y deberá tomar caminos más seguros. Sí, durante la realización del artista llegará la etapa, luego, de mirar críticamente al pintor, con criterio, con la necesidad de ver objetivamente, como si no lo hubiera pintado él mismo y podrá, de este modo, tener cierta distancia de lo hecho, para corregir entendidamente si algo no suena en la armonía del realizador. Utilizando, ahora sí, el conocimiento teórico que dejaron como enseñanza los grandes maestros de la historia del arte, para poder discernir si está lograda la intención buscada en el cuadro. Como en el amor, en el arte, primero se da ese enganche inmediato, casi animal, ese querer a alguien “adrenalíticamente” (si es que existe la palabra), para luego pasar a la parte de construir ese hermoso y vibrante comienzo donde se disparó la primera pincelada que lleva siempre a una experiencia nueva y única. O la primera mirada, si hablamos de parejas humanas. Vivir con el corazón y explicar, si se puede, con el criterio o conocimiento, es la premisa. Y sí, claro, para la vida también, ¿no? Lo que pasa en el cuadro pasa en la vida… aRtE @rte