María Fernanda Silva es una precursora en dos sentidos. En primer lugar, es la primera mujer en ser embajadora ante el Vaticano en la historia de la diplomacia argentina. En segundo lugar, es la primera afrodescendiente incorporada al Servicio Exterior de la Nación.
Silva es hija de padre argentino y de madre caboverdiana. Es licenciada en Ciencias Políticas con especialización en Relaciones Internacionales de la Universidad Católica Argentina (UCA). Integra el Servicio Permanente Activo de Cancillería desde el 1 de enero de 1993. Ahora, fue oficializada como embajadora con el decreto 246/2020 del pasado 6 de marzo, cargo en el cual sucederá al exembajador Rogelio Pfirter.
Anteriormente, estuvo destinada en la embajada de Via della Conciliazione 22 como "número dos" durante el período 2014-2015. Además, tiene una larga experiencia en las sedes en Venezuela, Chile y Ecuador. Se desempeñó en la Oficina del Arbitraje Internacional Argentina/Chile Laguna del Desierto, en la Dirección de América del Sur y representó al país ante la Comisión Económica para América Latina (Cepal).
Una relación previa con Francisco
La historia de María Fernanda Silva ya tiene un capítulo en el que participa el papa Francisco, cuando aún se llamaba Jorge Bergoglio y era el arzobispo de Buenos Aires. Oriunda también del barrio de Flores, atravesó una situación particular con su exmarido y padre de su hija.
El hombre decidió que quería ser sacerdote, por lo que se solicitó la nulidad canónica del matrimonio. En ese proceso, Bergoglio fue el sostén espiritual de la pareja y acompañó a Silva a sobrellevar la situación.
Nuestros mejores deseos para María Fernanda Silva, una precursora que aún tiene un largo camino por recorrer.
Licenciada en Comunicación Social y correctora. Nacida y criada en el oeste del conurbano bonaerense. Sagitariana, vegetariana, crossfitera y viajera. Estoy convencida de que, con las palabras, podemos hacer magia. Pasen y lean.